miércoles, 25 de marzo de 2009

Disertación sobre la felicidad

Me apetecía colgar este texto. Fue un trabajo importante que hice el año pasado en un crédito de ética (parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre). La verdad es que me quedé bastante contento con los resultados, pero ahora lo he vuelto a leer y cambiaría algunas cosas... pero en fin. No voy a alterar el trabajo.

"Si buscamos una definición no fisiológica de la felicidad encontraremos algo como esto: “Estado de grata satisfacción espiritual y física” (Real Academia Española). Sin embargo, no creo que con ello se tenga suficiente. Creo que la felicidad es algo muy relativo y distinto en cada persona.
Para mí, ser feliz es estar bien con uno mismo, con lo que te rodea y con lo que ya tienes. Por ello creo que es algo muy difícil de alcanzar. Siempre hay pequeños o grandes problemas que nos preocupan y un montón de deseos que queremos hacer realidad. Nos asignamos metas y, a medida que las alcanzamos, nos vamos marcamos más y más propósitos. Quizás soy una persona negativa, pesimista, pero verdaderamente no creo que nadie obtenga una felicidad estable. No creo que exista ni que nadie la haya poseído nunca. Puedes ser feliz en un determinado momento donde te sientas plenamente satisfecho o contento con algo; pero enseguida vienen obstáculos, deseos o problemas que te hacen descender de nuevo. A lo mejor sí que es fácil conseguir la felicidad y lo difícil es mantenerla. Creo que es por eso que nunca digo que soy o estoy feliz, sino simplemente contenta. Yo seré feliz el día que esté plenamente satisfecha conmigo misma y con lo que me rodea, cuando no tenga preocupaciones o problemas ni más deseos que alcanzar. Por ello repito que si un día estoy bien, considero que estoy contenta y no feliz, ya que siempre tendré aquellos problemas o deseos de fondo. Espero alcanzar la felicidad, pero como ya he dicho, si la alcanzo no creo que dure demasiado. No creo en una felicidad constante o estable. La felicidad es algo espontáneo y temporal. Es algo que se da en pocas dosis, en lapsos de tiempo cortos.
Creo que los factores que normalmente contribuyen a la felicidad de una persona son bastante obvios —o al menos para mí—. A parte de los factores necesarios para la supervivencia —comer, dormir, etc. —, para mí son importantes estos (no están en orden de preferencia): amistad, familia, amor, sexo, riqueza, salud y aceptación propia. Luego hay muchos otros factores que, para mí, son más secundarios (pero no menos importantes). De todas formas he buscado información y he encontrado algo llamado la “Pirámide de Maslow”.

La Pirámide de Maslow es una teoria psicológica sobre la motivación humana propuesta por Abraham Maslow en 1943. Esta pirámide representa una jerarquía de las necesidades humanas que nos van acercando a la felicidad segun las vamos logrando. La pirámide está dividida en 5 niveles, del más bajo al más alto: necesidades fisiológicas básicas, necesidades de seguridad, necesidades de afiliación o aceptación social, necesidades de reconocimiento o autoestima y necesidades de autorrealización. En el esquema se ve con más claridad de qué necesidades está compuesto cada nivel.
La idea es que las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo cuando ya se han satisfecho las necesidades inferiores en la pirámide, de forma que vamos ascendiendo en la jerarquía.
Estoy de acuerdo con la teoría de la Pirámide de Maslow, pues según vas logrando y satisfaciendo deseos se te van presentando otros distintos que te pueden ir acercando cada vez más a la felicidad. Por lo contrario, si un deseo deja de ser satisfecho opino que se puede descender de la pirámide con facilidad. En nuestra situación, solamente el nivel fisiológico está siempre cubierto, y por ello nunca va a parecernos suficiente para ser feliz. Para ser felices creeremos que necesitamos alcanzar el nivel de seguridad, pero una vez estemos en él ya no nos parecerá suficiente y ansiaremos otro nivel superior; y así sucesivamente. Aún así, no creo que nunca lleguemos a un último nivel.

Para acabar, quería hablar sobre algo que siempre me ha llamado la atención. Tal vez me equivoque, pero es mi punto de vista y creo que estoy en lo cierto.
Quiero hablar sobre la ignorancia, y no refiriéndome al hecho de ignorar cosas a propósito, sino del no saber. Creo que ser ignorante de lo que sucede —por decirlo de alguna forma; la verdad es que no se explicarme muy bien en esto— ayuda a lograr la felicidad. Con la ignorancia no te das cuenta de muchos problemas o preocupaciones que podrían estar allí si fueras más consciente. Yo misma he tenido problemas —o a mi alrededor han habido problemas— durante mucho tiempo y no me he dado cuenta de ello hasta que no he madurado lo suficiente psicológicamente; y estaba mejor sin saber acerca de todo aquello. Era más feliz en la ignorancia, aunque admito que es algo bastante triste —tal vez podría considerarse una falsa felicidad—. No sabría elegir entre ser ignorante y feliz o consciente y no tan feliz.
Un claro ejemplo de lo que quiero decir son los niños. Normalmente, un niño es más feliz que un adulto. Cierto que puede seguir teniendo preocupaciones que, aunque al adulto le parezcan absurdas, al niño le parecerán de lo más problemáticas; pero aún así, el niño suele ser más feliz que el adulto.
No quiero que lo que digo se interprete como que un niño no tiene la responsabilidad de unos estudios, trabajo, familia o cosas por el estilo. Eso también puede influir en mi teoría, pero no me refiero a eso. Por poner un ejemplo al azar diré el problema de sequía que estamos sufriendo. Yo puedo pasarme el verano preocupada por si van a haber restringiones de agua, por si nos vamos a quedar sin subministración hidráulica en España, etc. En cambio, un niño ignora todo eso hasta que de verdad no vea que ya no sale agua del grifo. También hay personas adultas que lo ignoran hasta que no pasa lo que pasa. A eso me refería, aunque no acaba de gustarme el ejemplo que he puesto. La ignorancia, la falta de información o cultura, el no saber o como querais llamarle creo que ayuda a ser feliz. De todas formas, repito que la ignorancia es algo tan triste que no creo que la aceptara a cambio de poseer la felicidad. La ignorancia es algo que no me gusta y que sólo se lo perdono a los niños debido a su lógica y natural falta de madurez. Siento decirlo, pero no quiero que nadie sea feliz si es a partir de la ignorancia.
"

viernes, 20 de marzo de 2009

Tengo sed

Estar sentada con la boca seca, muriéndote de sed… pero la vagancia que te arrastra es tan grande que ni siquiera esa es una necesidad suficientemente importante como para levantarte de esta puta silla. ¿Qué más? Dolor de cabeza, cansancio… un aburrimiento horrible. Podría hacer lo que sea, LO QUE SEA, pero la pereza que tengo ahora mismo es superior a todo. ¿Cómo puedo ser así? Me quedo mirando la pantalla del ordenador. Nadie en el chat, nada en el foro. ¡Nada que hacer en una estúpida computadora! Pero aún así estoy esperando como una imbécil, mirando los colores de los miles de píxeles que forman la imagen del fondo de escritorio… esperando a que algo interesante aparezca por arte de magia. Por favor, ¡es viernes! ¡Haz el favor de salir fuera! Sabes de sobras que una vez estés en la calle comenzarás a sentirte mejor interiormente. Tal vez hasta se te quite el dolor de cabeza. ¿Nadie para salir? ¡Mentira! ¡Son excusas! Si te espabilaras seguro que encontrarías a alguien dispuesto a dar una vuelta como mínimo. Venga ya… ¿a quién pretendes a engañar? ¡Yo! Yo lo sé. A mí misma. Todo va entorno a mí… Tal vez debería llamarme Mía, como aquel personaje que tanto me gusta. Mía… Pero en realidad, Mía es la diosa de la bulimia. Ay… pero yo no soy bulímica, aunque alguna vez desee tener como a diosa Ana. ¡Anoréxica! ¿Qué persona quiere ser anoréxica? Solamente para llamar la atención. Suerte que sólo fue una idea estúpida de adolescente flaca a la que le encanta comer. Es irónico. ME COMO A MÍ. No. Sería incapaz de llegar a lo mínimo a lo que llegó Cielo Lattini en cuanto a desordenes alimenticios. No tengo ni el más mínimo problema en eso, adoro comer. Si no como, me muero. En cuanto a otros problemas psicológicos… ¡Echemos una carrera! Seguro que gano, Cielito.
¿A qué viene esto? Tal vez sea cierto que estoy loca. O tal vez, simplemente me afecte más de lo normal escuchar música. ¡Sí! ¡Sí, sí, sí! Música.
Ajá. Ahora un psicoanalista lee esto y explota. ¿De la risa? ¿De la desesperación? Venga… No comiences con el victimismo, bonita. Aburre. Es aburrido. Vale, ya paro.
¿Te das cuenta? Es la música. Te hace vivir más según qué sentimientos, depende de la canción. Intensifica el momento. Aprovecha con cada nota para desfogar todo aquello que sientes… todos tus pensamientos.
¿Estoy haciendo uso de la “palabra viva”? El señor Maragall estaría orgulloso de mí. Tan perfeccionista que soy yo… No es normal. Lo normal sería estar borrando este texto continuamente. Modificando frases, cambiando palabras. Eliminando pensamientos que tal vez considere ridículos.
¡NO! Se acabó. ¿Qué puta mierda de texto escribiste la otra vez? Ajá, aquel donde expresabas pensamientos, donde explicabas situaciones de tu día a día que te habían hecho reflexionar o que te inquietaban… teóricamente siendo sincera. Pero no lo fui. Y ahora me engañaré diciendo que esta vez vuelvo a empezar de cero y no voy a volver a mentir. ¡JÁ! Me río de mí misma. Tal vez escribiendo esto diga más verdades… pero seguiré mintiendo. ¡Es obvio! Los humanos somos cabrones e inseguros por naturaleza. Lo de mentir lo llevamos en la sangre, es inevitable.
Uy, se acabó la canción. Me duele la cabeza.
Ah, ya comenzó otra y el dolor volvió a disimularse. Supongo que estoy siendo masoquista… con dolor de cabeza y escuchando música. Debo estar jodiendo todavía más mi pobre cerebro. Qué chamuscado debe estar ya… Soy difícil de aguantar, ¿eh? ¿Y qué hago con esto? ¿Comienzo a enviarlo a gente como hice anteriormente? Ah, qué triste. No. Naaaaaaaah… (¡Puto Word! Me subraya el “nah” como falta de ortografía. ¿Y si a mí me da la puta gana de escribir “nah”? Maldita máquina. Si de hecho estoy escribiendo sin faltas yo sola. No necesito tu puto corrector que sólo me corrige las palabras que invento o que no salen en diccionarios aunque la gente las use. SÉ MÁS DE ORTOGRAFÍA QUE TÚ, ESTÚPIDO ORDENADOR… ¡a veces me doy cuenta de faltas obvias que ni tú corriges! No te necesitoooooooooooo).
Ay… ¿qué estaba diciendo antes de que desvariase de esta manera? Exalto rápido. Me siento extraña. Estoy extraña… Mmmh. Lo colgaré en un blog. Sí, haré un blog. Qué palo, ¿verdad? ¿Y cómo representa que alguien va a enterarse de que mi blog existe y leerá esto? … ¿Subnick? Ps. Alexander, búscate la vida.
¿Alexander? … ¡Ya me gustaría ser otra persona! Dije que iba a ser sincera. No voy a fingir ser otra persona. Tan sólo permitidme que use otro nombre femenino. ¡Eh! ¿Por qué no? Llamadme Alex. Pero soy Alex chica. Como de Alexandra o de lo que queráis. ¿Puedo ser Alex como de Zoe? ¿O como de Astrid? ¡Claro que puedo! Yo hago lo que quiero. Yo, yo, yo, yo. Yo, yo yo y yo. ¡Egoísta! Luego haré el blog, ahora tengo sed.
…Y Alex se fue definitivamente a beber agua.
(Hay que ver el escándalo que tengo que organizar para convencerme de ir a beber agua… ¡já!).