lunes, 13 de abril de 2009

Dale al play y espera a que suene la música antes de leer nada



Paolo Conte - Boogie

¿Cómo puedo escribir si trato de moverme al ritmo de la música?
Ja. Es una lástima que no podáis ver los tiempos en que pulso cada tecla… Sería divertido que vieseis el ritmo con el que estoy tipeando. ¡¡Jaa!!
Es genial. Sería muy divertido, sí, y que según leyeseis esto fuerais moviéndoos, levantándoos de la silla, bailando. ¿Qué importa si no sabes bailar? Solamente tienes que escuchar esto y el cuerpo se mueve solo. No tienen que concederte ningún premio por saber bailar mejor o peor. Tal vez, si quitáramos la música, a ojos de cualquiera estarías haciendo el idiota. “Un pato mareado”, te dirían. “No sabes bailar”. ¡Pero hay música! ¿Qué importa eso si hay música? No bailas para hacer bonito, ¡te mueves para sentirla! ¡Para sentirlo!
¿Sentirla o sentirlo?
Sentir la música y sentir el ritmo.
Jaaaaaaaaaaaaazzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz.
Sé que estoy delirando, como en la primera entrada. ¡Pero no importa! Era eso lo que quería decir. ¿Qué importa quedar mal? ¿Qué importa el tema estético?
¡Solamente disfruta! Estoy disfrutando escribiendo idioteces mientras me muevo al escuchar la música. Esto no tiene nada de literario ni de interesante.
Solamente…
No puedo explicarlo. Ni siquiera puedo escribirlo, ¿y para qué hago esto?
¡QUIERO QUE TODO EL MUNDO ESCUCHE ESTA MÚSICA!





Dudadaaaaaaadudaduuuuuuu… Tatatattaa…

No me importa absolutamente nada, solamente seguir haciendo el imbécil y pasándolo bien.

Es irónico que, por muchas cosas que puedan pasarte, una simple canción te alegre el día. ¿Qué es una canción? Una composición cantada con música. ¿Y la música? Según la RAE, una “sucesión de sonidos modulados para recrear el oído”. Y el sonido: “sensación producida en el órgano del oído por el movimiento vibratorio de los cuerpos, transmitido por un medio elástico, como el aire”. ¡JA! Son simples vibraciones lo que me hacen sentir así. Es irónico, ¿entendéis lo que os digo?
Supongo que no.

Sé que este tema se viene repitiendo. Ya lo había comentado antes. Pero…
No puedo evitarlo, estoy escuchando Paolo Conte.

Lo que decía…
Era un mal día. Último día de vacaciones y yo estaba con el horario cambiado. Me puse el despertador a las 11 y a las 12, en un intento de levantarme más pronto para adaptar mi horario de nuevo a la maldita rutina académica.
¿Cómo me voy a despertar a las 6:30 AM si me acuesto a las 4 AM?
Y me solía despertar hasta hoy entre las 3 y las 5 PM. Sí, lo admito, me he pasado la semana santa invernando y sin salir de casa cuando en realidad tenía planeado irme de fiesta todos los días. Soy así.
En fin, no me levanté ni con el despertador de las 11, ni con el de las 12, ni con el repetidor de la alarma. Encima estaba durmiendo mal, en la cama de mi padre para que mi gata (que duerme cada noche con él) no se sintiese sola ya que es muy dependiente de la gente de esta casa y están faltando dos personas en ella. Qué incómoda es esa cama y para colmo me había pasado toda la noche tosiendo… Creo que pillé algo. ¡Ah! Y con la menstruación. Fiesta. Me encontraba horrible. Además, la gata se apalancaba en mis piernas y no podía moverme. Y sobre las 2:30 PM, va y suena el teléfono.
Dios, el timbre del teléfono nunca se me había antojado tan estridente. Horrible. Peor que aquel día que saltó la alarma anti-robos en la escuela de pintura de la madre de Nar.
En fin, me levanto antes de que mi cerebro termine de activar del todo la parte consciente y cojo el teléfono en estado de zombie total (a Iris le hubiera gustado verme lanzándome al cuello de alguien y desgarrándolo a bocados) y con voz de ultratumba.
Ja. La puta mierda de publicidad de ya.com. ¡Gracias, conseguiste que me levantase! ¡Gracias, de verdad! Pero cállate: ¿no oyes la voz que tengo? ¿No entiendes que acabo de despertarme? El hombre seguía hablando contándome cosas sobre Internet que en aquel momento no entendía. Le digo: sí, sí, tengo Internet. Me pregunta qué compañía. Le respondo con la ilusión de que me deje en paz y sigue con su discurso inentendible. Sonidos molestos que parecen humanos pero que soy incapaz de comprender. Finalmente me canso y le digo que ahora no puedo, que me acaba de despertar y que no entiendo nada de lo que dice. Se queda callado, me pide perdón y cuelga. Ja. Ahora me da pena, solamente hacía su trabajo. Pobre hombre.
Bien. Podéis imaginar el mal humor que tenía en aquel momento.
Vine a la sala de los PCs y encendí los ordenadores. Me fui al baño y, al salir, puse música.
Ja.
Todo se fue. Todo el mal humor se fue. Es increíble la influencia que tiene la música sobre mí. Qué viva me siento hoy…
Por favor, escuchad esto. Escuchad esto y alegraros por cinco minutos.

Otras canciones impresionantes de Paolo conte:

Via con mi
Come di
Azzurro
Sparring Partner
Dragon
Happy Feet
Azzuro

1 comentario:

  1. Te he dicho que adoro cómo escribes? si no, ya lo sabes xD. Cómo mola esta entrada, pena que la mierda del youtube no dé cargado el vídeo.

    ResponderEliminar